Como ya se sabe, el 31 de octubre es la fecha límite para ratificar un acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea o para que haya un Brexit sin acuerdo. El actual Premier británico Boris Johnson ha anunciado en varias ocasiones que no va a plantear un retraso de la fecha establecida, causando cierto revuelo en el Parlamento británico, que le exige reconsiderar la decisión y solicitar un nuevo plazo de unos meses para poder llegar a un acuerdo.
Los días previos a la fecha límite serán decisivos para establecer la posición europea ante la posición británica. De hecho, Europa parece decidida a exigir el pago de los 43.000 millones de euros, siendo esta cantidad la estimación de la deuda británica.
Probablemente, si finalmente el Reino Unido saliera de la Unión Europea, el sector industrial británico y en especial el sector manufacturero, tendrían que enfrentarse a ciertos cambios como programas de reducción de costes, para intentar suavizar los efectos de la subida de tarifas y de los movimientos de los tipos de cambios.
El sector podría verse afectado también por el cambio en las inversiones extrajeras, que en un principio eligieron el mercado británico como plataforma de entrada al mercado europeo, y por los cambios regulatorios necesarios para estar en cumplimiento fiscal y seguir haciendo negocios con el resto de los Estados miembros. La deslocalización de estas inversiones podría ser una de las consecuencias, ya que así, se establecerían en mercados integrados en la UE y se enfrentaría a menores costes laborales.
Además, podrían verse afectados otros aspectos como la productividad e innovación; la tesorería, especialmente en las pymes por los riesgos derivados de la volatilidad de la moneda; el acceso a profesionales cualificados; las pensiones o los precios de los productos básicos.
La consultora Gartner ha estimado una reducción del gasto en tecnología del 2-5%, lo que se podría notar también en Europa e incluso en el mundo. Además, la industria de las Fintech o Financial Technology podría verse afectada ya que reino Unido es el centro de esta industria y se podría producir la deslocalización de estas grandes empresas. Sin embargo, esto podría representar una oportunidad para las capitales tech ubicadas Europa.
Euratex, la patronal europea de textil/confección afirma que un Brexit sin acuerdo solo podría dañar el sector, ya que, tanto el comercio intra como el extracomunitario se verían afectados. Según sus cálculos, un Brexit sin acuerdo pondría en peligro hasta 33.700 puestos de trabajos en Europa y supondría un sobrecoste para las empresas europeas, ya que habría que incluir los costes arancelarios y otros costes indirectos, como por ejemplo los logísticos. Especialmente se verían más afectados aquellos sectores textiles con mayor vinculación con Gran Bretaña, como son las alfombras, los textiles técnicos o la confección.
Si cifráramos el impacto que tendría en el textil/confección español, el número estaría entre los 2.500 y los 3.000 millones de euros anuales, afectando especialmente a las marcas del grupo Inditex. Otros sectores españoles como el de automoción, agricultura o alimentación y bienes de consumo se verían más afectados todavía.
Al mismo tiempo, el sector textil y de confección británico también sufriría como consecuencia de unos mayores costes y dificultades para mantener sus ventas en la Unión Europea. Según fuentes británicas, el coste del Brexit sin acuerdo para el textil/británico podría ascender a un billón de euros.
Fuente: Pinker Moda y PWC