«Llegará el día en el que todos tendremos una impresora 3D en casa y haremos nuestros propios juguetes, zapatos o piezas rotas. Formará parte de nuestra vida cotidiana», afirma a ABC Ander Soriano, director general de Estudios Durero. Es uno de los grandes visionarios en esta materia en nuestro país donde la impresión 3D gana cada vez más protagonismo. Esta tecnología está viviendo su segunda juventud, una vez acabadas las primeras patentes, lo que se ha traducido también en abaratamiento de la maquinaria. Comenzó a usarse para hacer prototipos y ya se pueden fabricar piezas para aviones e incluso piel humana. Para los estudiantes de Arquitectura o Ingeniería ha sido una dicha a la hora de presentar sus proyectos de fin de carrera y para los profesionales para dar a conocer sus maquetas. En unos años, según los entendidos, repararemos nosotros mismos una pieza que se estropee de la lavadora, por ejemplo, y ya se empieza a hablar de imprimir hígados o corazones.
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